El Gran Cañón (el Cañón del Colorado), es una de las principales maravillas naturales del mundo y excursión obligada para los que vacacionan en Las Vegas. Recibe 5 millones de turistas al año, está a 150 kilómetros en línea recta de “la ciudad que nunca duerme”. Se puede llegar por carretera –la distancia es sustancialmente mayor- tardando de 3 a cuatro horas, también en avioneta o en helicóptero. Los tour de una jornada pueden durar de 3 a 12 horas, y las excursiones hasta 10 días. Algunos incorporan paseos en barca por el Río Colorado, rafting, caminatas, comidas y otros servicios. Hay ofertas con transporte aéreo desde US$ 200 por persona.
Socavado por el cauce del río Colorado durante millones de años
Entre las 7 maravillas del mundo, esta gigantesca grieta natural tiene ganado un lugar en el podio de las imponentes bellezas. Su escarpada garganta fue socavada por el cauce del río Colorado durante millones de años. Huellas de esa etapa prehistórica, son las líneas laminadas que se observan a simple vista, formadas por capas rocosas coloradas, marrones y tornasoladas, en las paredes de las cadenas montañosas. Ese tapiz natural, es el que a los geólogos le permite con rigor científico determinan su antigüedad.
Como llegar
El Gran Cañón está situado en el norte de Arizona, ocupa gran parte del parque nacional que lleva su nombre desde 1919, tiene unos 445 km de longitud, una anchura variable de entre 6 y 29 km y alcanza una profundidad máxima de más de 1.600 m. El Extremo Oeste es el menos profundo y no tan espectacular como los otros. La mejor forma de contemplar las impresionantes dimensiones del Cañón es desde su interior, al borde del Río Colorado. Una de las opciones más elegidas es sobrevolarlo en helicóptero, o en avioneta. La línea de helicópteros Papillon y de Grand Canyon Airlines/Scenic Airlines, es la mayor empresa de vuelos panorámicos en todo el mundo, y recientemente inauguró su centro aéreo de 9 millones de dólares en la ciudad de Boulder, cercana a Las Vegas. La nueva terminal de 2.787 metros cuadrados, alberga una flota de 15 helicópteros de Papillon y 16 aviones de Grand Canyon Airlines/Scenic Airlines. Cuenta con una gran tienda de regalos, carro de café, procesado de fotografías en 30 minutos y un enorme mirador de vidrio laminado que ofrece un campo visual de casi 180 grados de las operaciones en pista. Además de las instalaciones de preembarque, dispone de un centro de reparaciones para aeronaves, totalmente equipado y certificado por Bell Helicopter.
Volando el Gran Cañón en helicóptero
Dentro del parque hay un gran número de ecosistemas muy importantes, compuesto por todo tipo de bosques y desiertos: el Sonoran, el Mojave, el Great Basin Desert, el Great Basin sagebrush, Great Basin pinyon-juniper woodland, y el Rocky Mountain conifer forest y1500 especies de plantas, 290 especies de pájaros, y cientos de reptiles y mamíferos. La preservación es primordial para la empresa que sobrevuela la zona y se preocupa en transmitir que respetan la reglamentación ajustándose a las normas de regulación internacional, cumpliendo las medidas de seguridad a pié juntillas. Cada pasajero es pesado con los elementos que lleva a bordo, para distribuir el peso y otorgarle una ubicación fija a cada tripulante. Un grupo de periodistas argentinos especializados en turismo viajamos invitados por Interamerican, representante del LVCVA para Sudamérica y American Airlines. El trayecto hacia el parque nacional sobrevolando el desierto de Arizona, lejos de ser monótono fue por demás entretenido.Las imponentes vistas de zonas áridas y márgenes serpenteantes de los valles desérticos fue una invitación a fotografiar. La majestuosidad del Gran Cañón, nos hizo sentir lo que somos en proporción física; una microscópica figura en la inmensidad. Aproximarnos desde el llano al cañón y luego descender por la inmensa grieta es para los que valoramos la naturaleza -aunque parezca exagerado- una experiencia indescriptible reservada para pocos momentos de la vida. Contornear las mesetas de las montañas nos recordó las películas donde el protagonista, ubicado en la cima, entraba en cuadro en una toma captada desde una cámara sustentada en el aire girando en círculo sobre él, provocando vértigo con solo ver la profundidad que lo rodeaba. Luego de volar por debajo del nivel del encadenado montañoso, hicimos base en una altiplanicie natural a metros de la orilla del río, reducto de escala obligada de los helicópteros de la compañía. El punto de encuentro con los turistas de otros vuelos, fue una tapera con 4 mesas y bancos de tablones, donde nos entregaron una canastita de mimbre a cada pasajero con un refrigerio que el piloto bajó previamente del pájaro de acero. Antes del regreso, mientras disfrutábamos del lugar, un helicóptero recién despegado, se perdía en el valle montañoso, imagen que registramos y publicamos junto a otras, para ilustrar esta nota. Para ver la máquina suspendida en el aire, tendrán que buscarla sobre la cara de la montaña iluminada por el sol, con una lonja de cielo celeste en el margen superior. Con esmero verán un punto celeste, ese es el testimonio gráfico más evidente que en el Gran Cañón nos sentimos ‘una microscópica figura’.
29 de octubre de 2009.-
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